sáb. Abr 20th, 2024

Hannah Arendt

Escrito por: Juan Carlos Lemus || elmohan@me.co
Ilustración por: Sergio Iván Ortiz || siortizs@unal.edu.co

Año: 2012.
Duración: 113 min.
País: Alemania.
Director: Margarethe von Trotta.
Reparto: Barbara Sukowa, Alex Milberg, Janet McTeer, Julia Jentsch, Nicholas Woodenson.
Género: Drama, biopic.

Esta cinta bien podría catalogarse como un simple biopic sobre Hannah Arendt —Barbara Sukowa, galardonada por ello en varios festivales—, una de las grandes filósofas alemanas del siglo XX, y sobre la elegancia de su trabajo, un impresionante legado en su campo de trabajo. Ahora, si te fijás bien, ves además una fina puesta en escena de una mujer que, por encima de lo anterior, es revolucionaria en tanto que al ser mujer y judía supo expresar con carisma y elegancia su feminismo.

Ahora, si te fijás bien, ves además una fina puesta en escena de una mujer que, por encima de lo anterior, es revolucionaria en tanto que al ser mujer y judía supo expresar con carisma y elegancia su feminismo.

En el largometraje vemos la relación que Hannah tiene con el poder, masculino, en la academia, en su sociedad judía y con su segundo esposo Heinrich Blücher —Axel Milberg—. A través de la filósofa y de su amiga Mary McCarthy —Janet McTeer—, vemos muchas de esas pequeñas luchas en las cuales las mujeres van ganando posiciones que los ‘machos’ hemos usurpado soterradamente, tanto que aún hoy denunciar esas injusticias es ir contra natura.

Von Trotta se centra en el trabajo periodístico que realizó Arendt en el proceso judicial del Estado de Israel contra Eichmann, para desde allí conocer el pensamiento y la cotidianidad de la pensadora judía, junto a su relación con los hombres que la rodearon. Ya desde el primer diálogo, una charla con su amiga Mary sobre el divorcio de esta última, nos enrostra, con cuidada atención, los pensamientos de con quien tratamos.

—Entonces, ¿por qué quiere impedir nuestro divorcio? —Mary
—Porque dadas las circunstancias, es normal que espere ejercer algo de poder. —Hannah

Hannah no deja de ser una mujer de su época, pero en toda la cinta se lee entre líneas una queja profunda al poder masculino y su heteronormatividad. En Hannah Arendt vemos a una de sus mejores guerreras haciendo lo que las mujeres normales hacen día a día. Con detalles sutiles nos enteramos como el comportamiento y el ideario que caracterizó a la filósofa la hacen revolucionaria en tanto lucha por incluirse dentro de un mundo masculino por definición: la academia. Hannah estudió, enseñó, reflexionó, pensó, discutió, combatió, sentó posición que da como resultado pues, el acto más revolucionario: ser libre y dejando ser libre. En sus palabras, ella actuó.

Con detalles sutiles nos enteramos como el comportamiento y el ideario que caracterizó a la filósofa la hacen revolucionaria en tanto lucha por incluirse dentro de un mundo masculino por definición: la academia.


—O bien aceptas a los hombres como son o vives sola. Tampoco vas a cambiar a Jim. —Hannah
—¿Para qué? Es perfecto. —Mary
—¿Perfecto? Tus personajes no son perfectos. ¿Para qué van a serlo los hombres?

Arendt no estuvo para el lugar que la sociedad le daba —le damos (?)— a las mujeres de su generación: ser un mueble, un adorno, para los salones de charla masculinos. Por el contrario, por más que pisara callos y que pudiera herir las susceptibilidades de sus queridos y hasta perderlos, ella no se calló sus ideas. Y la película lo hace presente durante todos los 113 minutos. Entonces, aunque devota a Heidegger —maestro, amigo y amante— basó su filosofía en el nacimiento y no en la muerte. Judía, mas en contra del su propio establecimiento y dirigencia a la que inculpa en parte por el holocausto. Esposa pero crítica del contrato heredado del patriarcado que nos hace dueños unos/unas de otros/otras.

Por el contrario, por más que pisara callos y que pudiera herir las susceptibilidades de sus queridos y hasta perderlos, ella no se calló sus ideas.

Las féminas saben y entienden que están en una guerra de posiciones y que esta es larga. Entonces mejor ir sin prisas ocupando espacios, ganándoselos sin que el querido enemigo se entere. En La condición humana leemos que la acción se lleva acabo en el espacio público en dónde se comunica, se confronta y se vive en libertad política entre iguales. Refleja la filósofa en estas palabras todo el glamour de su feminismo que podemos sentir durante el largometraje.


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