jue. Oct 5th, 2023

¡Qué no se extinga la lectura!

Escrito por: Juan David Rincón || judarhu_correo@hotmail.com
Fotografía por: Angélica Conde || angelicacondeg@gmail.com

“El mundo está lleno de libros preciosos, que nadie lee”.
Umberto Eco.

[P]

Paraderos Paralibros Paraparques (PPP) son espacios de lectura en parques y espacios públicos. Desde 1996 se han creado 51 PPP en toda la ciudad de Bogotá. En cada PPP un promotor de lectura presta libros y lee a las personas en voz altas. Les recomienda libros pero también les comparte mundos, porque cada vez que un lector abre un libro y lo lee, da vida a la tinta de sus palabras. Y lo que hace representa el más puro y mágico de los rituales del hombre en el universo: dar vida a través de su voz por el acto de lectura.

Resulta que en medio del parque hay una P color amarillo. En ese lugar al que uno va de paso, a jugar fútbol o baloncesto o a sacar la mascota para que no se aburra en la casa, también se puede ir a leer. Pero éste espacio no es como una biblioteca a veces fría y silenciosa. Tampoco es como un salón de clase donde de forma siniestra –y un tanto inevitable, según el caso- el libro llega a ser visto como un mamotreto de datos inútiles y letras pequeñas que pasa con el tiempo a ser más bien un enemigo. Esa P esconde mundos, valga decir que no todos ellos son felices, pero en las verdades literarias cada quien encuentra su espacio… y su libro, o simplemente no lo hace porque en la P, tal como debería ser en todas partes, leer no es una obligación.


Cada vez que un lector abre un libro y lo lee, da vida a la tinta de sus palabras. Y lo que hace representa el más puro y mágico de los rituales del hombre en el universo: dar vida a través de su voz por el acto de lectura.

Junto a esa P amarilla hay un mueble y un banco rojo. Dentro del mueble (que en realidad es una biblioteca, si en un parque) hay libros que las personas pueden tomar y leer, e incluso llevar a sus casas. Y es que leer en un parque es una experiencia totalmente diferente. Leer aquí es un juego porque se puede hacer acostado en la hierba, o en voz alta, incluso alguien puede leerle a su perro (he visto casos). Podría mencionar los más extraños modos de leer un libro y lo mejor es que todos son posibles en un lugar como el PPP.

Pero ahora, en diez parques en la ciudad, solo hay PPP que no volverán a abrir sus puertas, ni sus libros…


[PP]

Después de la segunda semana del pasado mes de febrero, cuando se confirmó el cierre de diez PPP en la ciudad de Bogotá y la reducción de los tiempos de servicio de los 41 restantes –de 80 a 48 horas mensuales-, he intentado no sucumbir en la desolación de relatos apocalípticos del fin de la lectura. ¿Exagero? Bueno, de pronto, no lo sé. Entiendo que todo empieza siendo como algo Pequeño. Pero esta decisión burocrática de cerrar espacios de lectura, no es precisamente pequeña; significa el retroceso para un programa de lectura en espacios no convencionales con una experiencia de casi veinte años y la negación de participación democrática de las comunidades en espacios públicos.

La decisión del recorte presupuestal fue ejecutado por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte quienes se encargan de la financiación del programa.

“No hace falta quemar libros si el mundo empieza a llenarse de gente que no lee, que no aprende, que no sabe” dice Ray Bradbury en el prefacio titulado Fuego Brillante escrito en 1993 para su novela Fahrenheit 451. Y en Bogotá se empezó a quemar libros sin necesidad de cerillas. En cada uno de los diez PPP hay cerca de 350 libros, diez de ellos han sido cerrados por reducciones de presupuesto este año. Esto quiere decir que en un total aproximado 3500 libros han sido condenados al silencio y al encierro. Esta es la decisión implica que diez puertas que no se abrirán en adelante, y muchos libros que no pasarán de mano en mano y no serán leídos. No leerlos o no permitir que otros los lean es casi como arrojarlos a las llamas; y justamente en Bogotá que es o ha sido llamada la Atenas sudamericana y también fue declarada Capital Mundial del Libro en un reconocimiento de la Unesco en el año del 2007.

La decisión del recorte presupuestal fue ejecutado por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte quienes se encargan de la financiación del programa. Los diez paraderos se encuentran en diferentes localidades de Bogotá: San Cristóbal (Entrenubes y Parque San Cristóbal), Teusaquillo (Unipanamericana, Rafael Núñez, Nicolás de Federmán), Tunjuelito (Nuevo Muzú), La Candelaria (Chorro de Quevedo), Usaquén (Nueva Autopista), Engativá (Bellavista) y Los Mártires (Ricaurte).


Un PPP no es sólo un lugar donde se prestan libros. Es un espacio de encuentro entre lectores y de diálogos en torno a la comunidad escrita en el que todos pueden participar.

[PPP]

“La palabra no es palabra mientras no se pronuncia”. Esa frase la leí en el libro Palabras para un mundo mejor de discursos de José Saramago y hace parte de la colección Libro al Viento que distribuye libros de libre circulación en forma gratuita para lectores de toda la ciudad. Los libros se entregan en diversos puntos, entre ellos los PPP y fue, justamente, en un PPP donde encontré estas palabras. Allí entendí en medio de una linda ocupación que el libro tampoco es libro mientras no se lee. También aprendí, gracias a Saramago, que leer no es indispensable para una persona, como tampoco lo es saber bucear. No podría decir si un libro hace de alguien una persona mejor persona o no, pero he visto niños sonreír en el momento de una lectura en voz alta, familias sentadas en torno a un libro en una tarde de sol. Debido a mi trabajo en uno de los paraderos cerrados no puedo evitar sentir nostalgia al recordar rostros, voces y palabras.

Un PPP no es sólo un lugar donde se prestan libros. Es un espacio de encuentro entre lectores y de diálogos en torno a la comunidad escrita en el que todos pueden participar. Pero las relaciones que se dan entre usuarios y promotores de lectura no se limitan tampoco a la literatura: cualquiera que sea el lugar o el libro, nunca sobra la sensación de que algo se ha aprendido, de que se ha entendido un poco mejor una pequeña parte de lo eso tan inmenso que nos rodea y es muy gratificante poder compartir esas sensaciones con alguien más, con esa persona que casualmente uno puedo encontrar en un PPP.

Un programa como Paraderos Paralibros Paraparques ha venido representando un gran paso en medio de críticas al costo de los libros. En Bogotá todavía es posible leer gratuitamente en los parques. Entonces Bogotá pasó de ser la capital mundial del Libro en el año 2007, a una ciudad que cierra importantes espacios de lectura.

[10 PPP Menos]

Que no se extinga la lectura ha sido la frase con la que usuarios de los PPP han mostrado su pesar por los cierres y su convicción por hacer oír su voz


Este sábado 7 de marzo promotores de lectura, usuarios de PPPs y anteriores participantes de este programa de lectura en espacios no convencionales se reunieron en el Parque Alcalá. La idea fue darle una despedida al PPP Nueva Autopista. Con lecturas en voz alta, historias, pinturas y música los asistentes de este Funeral Simbólico unieron sus voces y palabras para expresar su rechazo al cierre indefinido de estos espacios. Compartir los momentos que se construyeron en torno al libro y sus lecturas fue un homenaje para darle cierre a uno de los diez PPP afectados por los recortes de presupuestos de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte.

Esta jornada de lectura representa el ánimo de que en un futuro cercano se reabra el PPP de este parque, así como los otros 9. Los libros que a partir de ahora estarán bajo llave luz y no sentirán el tacto del lector también esperarán ese día. Lecturas de cuentos infantiles como Un montón de unicornios de Ana María Machado o Al Furgón de Henri Meiunier y Nathalie Choux tuvieron espacio junto a textos preparados por los participantes. Además se realizó una última Hora del Cuento con niños y padres que espontáneamente se unieron a la actividad.

A través del funeral se intentó mostrar el duelo ante lo que representa esta perdida. La pérdida del lector cuando pierde una parte importante de su rutina y de sus hábitos. El dolor de un ciudadano cuando se le niega el acceso a un espacio cultural del que ya se ha empoderado una comunidad. Este dolor de igual forma es el los amantes de la lectura cuando los libros ya no se abrirán de nuevo. Que no se extinga la lectura ha sido la frase con la que usuarios de los PPP han mostrado su pesar por los cierres y su convicción por hacer oír su voz. Y reconstruyendo la frase de Heinrich Heine se podría decir que donde se le quita voz a los libros se acaba por quitársela a los hombres.

  • Fotografía: Angélica Conde
  • Fotografía: Angélica Conde
  • Fotografía: Angélica Conde
  • Fotografía: Angélica Conde
  • Fotografía: Angélica Conde
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  • Fotografía: Angélica Conde
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